martes, 3 de marzo de 2009

Trabajar por dinero ...


Trabajar por dinero es agotador, pero trae ventajas asombrosas. Además de la capacidad de tomar decisiones que te da – podés ir a la peluquería sin pedirle plata a tu marido - , te entrena en capacidades especiales de vos misma que antes desconocías.
Antes de tener hijos, demorabas una hora en concentrarte para escribir un informe. ¡Hasta te dabas el lujo de “tener ganas” de trabajar! Ahora, en cambio, con o sin ganas, sabés concentrarte en tu trabajo en un segundo mientras el nene duerme, para desenchufarte del trabajo cuando el bebé llora y volver a concentrarte a la velocidad del rayo mientras él se entretiene en romper tus revistas o desparramar spaghetti por toda la casa . Después te tocará barrer fideos, ¿pero qué importa, si terminaste tu trabajo?
Las madres que trabajan son magas del tiempo: lo estiran, lo compactan, lo potencian y optimizan de maneras que ni los físicos cuánticos podrían xplicar.
Aun así, todas sienten que les falta tiempo.
Una encuesta reciente٭ prueba que un 65% de las madres que trabajan quisiera tener más horas para ellas. Un 59% reconoce que hacen demasiadas cosas a la vez. Un 55% dice que el tiempo nunca le alcanza y un 45% dice que está haciendo las cosas más rápido que nunca antes en su vida.
Es decir que siete de cada diez mujeres que trabajan sienten que el tiempo no les alcanza. Cuando se les pregunta a esas mismas mujeres qué harían con ese tiempo libre tan anhelado, si lo tuvieran, sólo una minoría piensa en recuperar energías. La mayoría quieren más tiempo para ir al gimnasio (para estar más bellas) o al curso de repostería (para hacer cosas ricas para los chicos) .O sea, siguen queriendo hacer más cosas. Lo que muestra la increíble capacidad que tienen las mujeres para entretenerse a sí mismas, hasta haciendo cursos de macramé, tejido en telar y velas artesanales.
Pero todo esto vale la pena, por un solo motivo mágico:
Plata.
Tener plata. Tu propia plata. El dinero nos da mucho más que subsistencia. Nos da poder, libertad y autonomía. Tener un trabajo remunerado significa no depender del hombre para sobrevivir, tener independencia, poder de decisión y hacer todos los cursos que quieras sin tener que explicarle a tu marido qué es la reflexología .
Las mujeres que entran en el mercado laboral no suelen soltarlo. No todas podemos ser Madonna, pero trabajar es fantástico. Ser una madre que trabaja, pese a que es agotador, te permite disfrutar lo mejor de dos mundos: el laboral (tan lleno de desafíos y satisfacciones) y el de ser una mamá (tan lleno de manchas de puré y besos pegajosos ).
Ser esposa también tiene su encanto: el de llegar a casa y encontrar a un señor roncando en tu cama. Se duerme mejor sabiendo que no tenés que salir corriendo a buscar novio. Es más: la mayoría de las mujeres no podemos dormir cuando nuestro marido está de viaje. No es por la angustia de no tenerlo al lado, sino porque queremos aprovechar su ausencia para comer bizcochitos en la cama y leer novelas hasta el amanecer, sin que él se queje por la luz prendida. Así que el matrimonio es un buen somnífero. Pero siempre hay tanto que hacer, trabajes afuera o no, que una madre nunca puede parar de hacer cosas.
٭ De BMG, para Unilever, publicada en revista “Nueva”

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