martes, 3 de marzo de 2009

Si no tenés culpa, no sos madre


La culpa es la sensación permanente de la madre que trabaja. Los chicos huelen la culpa, como los perros huelen el miedo. Si ellos te sienten culpable, te presionan y piden más. “Siempre quise tener un pony” te dice el de diez años, a sabiendas que vivís en un dos ambientes donde no se puede tener ni un hámster. “Mis amigas comen Rikositos de pollo y nunca se enferman, y vos me llenás la panza de plantas muertas, y siempre estoy resfriada”, te dice la que odia la verdura y no te cree cuando le decís que los Rikositos están hechos con plumas condimentadas.
La culpa te hace pensar “Pobrecito: estuvo solo todo el día, es lógico que se la agarre conmigo” .El problema es que las madres con culpa no saben poner límites. Y si no ponés límites con los chicos a medio metro de vos, ¿como pretendés ejercer autoridad a larga distancia?
Bajar los niveles de culpa es la prioridad numero uno de la madre que trabaja.


Las cuatro grandes culpas de la madre que trabaja

Hay tres motivos principales que llenan de culpa a la madre que trabaja

Primera culpa “No tengo tiempo para disfrutar con mis hijos”: Tenés miedo de que ellos crean que no querés estar con ellos, y no saben que eso es lo que más querés hacer … pero ¿cuándo? . Planeás alquilar una película y mirarla con ellos el fin de semana, Hasta llegás a cometer el error de prometer que lo harás. Pero llega el sábado( único momento en que te das un respiro) y les sale una invitación al asado de unos amigos, que quieren contarte sus propios problemas, y a quienes no les preocupa que tus hijos merodeen por su casa aburridos y te pregunten sin parar “ Mamá…¿ Cuándo nos vamos?” . El domingo tampoco podés organizar tiempo dedicado a ellos: es el cumpleaños de la tía Chola y los espera a comer en su aburrido departamento sin juguetes.En la semana estás tapada de trabajo. El rato para ellos parece alejarse cada vez más . Para consolarte, sabé que lo importante es que sepan que querés estar con ellos. Por suerte, los chicos son pacientes, y van a esperar que llegue el momento.


Segunda culpa: “Vivo esperando estar con mis hijos, y cuando estoy con ellos, no los soporto”: Esto es, justamente, porque los chicos son insoportables. Cuando una trabaja mucho se desacostumbra a estar con los hijos, hasta que no sabés qué hacer con ellos. Por esto es importante recordar que un niño de tres años pasa quince minutos contándote una pavada, y que un pavo de quince pasa tres horas sin hablarte. Tomá el asunto con la filosofía de saber que el tiempo que estás con ellos, aunque no sea el rato ideal, es el que les pudiste dar.

Tercera culpa : “ Mi carrera está estancada”
Ya sea madre que trabaja afuera, o que se dedique por completo a la casa, una siempre siente que puede hacer algo más con su vida. Pero los hijos te sacan toneladas de tiempo vital. La mamá que trabaja sabe que si no tuviera hijos ya habría escalado mucho más alto en su carrera. Sus subordinados la están pasando por encima y logrando mejores puestos. Y la mamá que no trabaja se da cuenta de que todos los años se propuso hacer algo al año siguiente, y nunca llegó a cumplirlo. Sea hacer un curso, estudiar un idioma, desarrollar una vocación…¡ nunca encuentra el rato para hacerlo!
Cuarta culpa: " Mi pareja hace agua"
La casa, los chicos , el trabajo ...¿ y la pareja qué? Claro que esto tu marido no se lo plantea, porque llega a la cama y ronca . ¡ Pero vos querés hablar de la relación! Y el te dice ..." Mirá ,a esta hora ...ZZZZZZ"

Que todas las madres piensen algo de esto en algún momento no indica que sentir estas culpas sirva para algo. Más que perder energías sintiendo culpas, lo que hay que hacer es tomar el toro por las astas y buscar soluciones. ¿ Las habrá?

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